jueves, 4 de junio de 2009

Ecoturismo en áreas forestales


Revisa críticamente los l impactos y aportes del ecoturismo, concentrandose en el caso del Plan Piloto Forestal de Quintana Roo.

El tema "ecoturismo en zonas forestales" permite por lo menos dos entradas complementarias para su análisis. La primera concibe al turismo como un posible instrumento para la conservación y el manejo sustentable de las propias zonas forestales y la segunda trata de explorar la posible contribución de esta actividad al desarrollo turístico.


Tomando el ejemplo del Plan Piloto Forestal en Quintana Roo, quisiera señalar algunos aspectos críticos dentro de las dos entradas mencionadas.
El ecoturismo, como concepto, surge en el contexto del manejo de áreas protegidas. Se relaciona con sistemas de protección y de conservación ya existentes, que han probado cierta eficacia. En consecuencia, la discusión se centra generalmente hacia los dos puntos siguientes:

  • en qué medida puede el ecoturismo contribuir al financiamiento del sistema de protección.

  • en qué medida, interfiere el turismo dentro de las áreas protegidas con las actividades de protección y conservación acostumbradas.


De hecho, lo que se entiende por ecoturismo, se ha desarrollado principalmente en áreas protegidas y no es casual que en los países del tercer mundo donde este turismo ha tenido mayor impacto (por ejemplo, Kenya, Costa Rica, Isla Galápagos), hayan sido aquellos donde existían áreas protegidas antes de llegar esta clase de turismo. Dicho de otro modo, el turismo se ha montado sobre estructuras de protección preexistentes. Tampoco es casual que los temas de un desbordante número de congresos sobre ecoturismo, así como un sinnúmero de lineamientos para esta actividad, generalmente giren alrededor de los puntos señalados.


Desgraciadamente, la mayoría de estas consideraciones y recomendaciones son de poca relevancia para países como México, por una sencilla razón: generalmente no hay esquemas de protección y conservación que funcionen. Las áreas protegidas las más de las veces sólo existen en el papel. Esta observación es aún más válida para áreas forestales, particularmente las tropicales, cuya característica sobresaliente pareciera ser su acelerada destrucción.


Por lo anterior, si lo que interesa es analizar la relación entre ecoturismo por un lado, y la conservación y el manejo sustentable por el otro, se necesita un cambio de enfoque. En casos como México, y particularmente en lo que se refiere a áreas forestales tropicales, la pregunta que interesa es: ¿Contribuye esta clase de turismo a desarrollar esquemas de conservación y de manejo sustentable?


No es tan obvio como pudiera parecer. Para ilustrar su relevancia baste mencionar el caso de Costa Rica, donde el ecoturismo ha vivido un festejado auge durante los últimos años. Lo que no se dice en público es que Costa Rica, es al mismo tiempo, uno de los países con las más altas tasas de destrucción de las selvas tropicales no comprendidas en sus reservas, y que el manejo no apropiado de los enclaves turísticos no sólo no ha contribuido a contrarrestar este problema, sino que ha creado problemas adicionales con repercusiones negativas para el desarrollo del propio ecoturismo en los parques y reservas.


Comunmente se considera que esta clase de turismo, por definición compatible con la conservación, ofrece una contribución mayor cuando genera ingresos suficientes y cuando se beneficia a la población local. Desgraciadamente, ello no es suficiente.


El caso del ecoturismo en México ilustra muy bien este punto. En principio se conocen dos formas de ecoturismo: La primera es la de recorridos organizados, que constituyen actividades organizadas ad hoc. Es un turismo de "entrada por salida", que en forma oportunista aprovecha la existencia de algunos atractivos naturales, pero que por su carácter irregular y puntual no va creando estructuras de conservación. Por más que la contratación y el pago de guías locales sea loable, y por más interés que vaya creando en estas personas, mientras no se plasma en estructuras de control espacial eficaces y orientadas hacia la conservación, la contribución de esta clase de turismo es, en el mejor de los casos, la de no incrementar la destrucción. Los pequeños grupos guiados a través de Yucatán o la Selva Lacandona no dejan cimiento alguno para la conservación.


Asimismo, los campamentos ecológicos, aunque empleen ecotecnologías, no por ello crean un sistema espacial de control de uso de suelo más allá de su área de influencia inmediata, que es generalmente muy reducida y, por su carácter de enclave, no fomenta una dinámica expansiva de control del espacio.


En el caso del Plan Piloto Forestal de Quintana Roo las actividades turísticas, aún incipientes, surgen como elemento complementario a un sistema de manejo del recurso forestal, basado principalmente en su explotación. El aspecto relevante es que la explotación forestal está reglamentada y controlada en un espacio cada vez mayor, por las organizaciones campesinas creadas con este propósito. La propia actividad forestal, cuando es realizada en forma sostenible induce necesariamente a un sistema de control espacial y, con ello, a un sistema de conservación. En el caso del Plan Piloto Forestal, el agente principal para este ordenamiento real del espacio son las organizaciones campesinas, ya que los organismos oficiales encargados de esta función han mostrado sobradamente su incapacidad para ello. La actividad turística en el Plan Piloto es bastante reciente. Sin embargo, es resultado directo de las actividades forestales. De hecho, por su enfoque novedoso o sus resultados en la práctica, el Plan Piloto Forestal desde su inicio ha sido visitado por un sinnúmero de interesados, los cuales, en algunos años han alcanzado más de mil personas.


Estas visitas no-turísticas y no-comerciales han constituido sin embargo una excelente capacitación turística para campesinos y técnicos. Sobre todo se ha aprendido cómo presentar a los visitantes los aspectos que en cada caso podrían interesar. El segundo elemento de impulso han sido los proyectos de manejo faunístico, cuyo objetivo principal es la superación de la explotación anárquica por propios y extraños. Los estudios e inventarios realizados por parte de los campesinos y técnicos han sido otro excelente factor de capacitación. Las dos actividades en conjunto, no sólo han contribuido a fortalecer la organización campesina orientada hacia el manejo sostenible de su recurso, sino también, han creado un amplio conocimiento de flora y fauna.


Dicho de otro modo, en el caso del Plan Piloto Forestal las actividades forestales han creado bases imprescindibles para iniciar actividades ecoturísticas. De hecho, en cierta medida se repite la experiencia de Costa Rica, donde las actividades científicas, previas al boom ecoturístico, fueron instrumentales para el éxito posterior. El punto sobresaliente en el caso del Plan Piloto es que la actividad turística contribuye a fortalecer la organización campesina encargada del manejo del recurso a un nivel más amplio. Dicho al revés, una serie de proyectos de ecoturismo difícilmente, y por sí solos, podrían crear un esquema de control espacial a nivel relevante.
Esto desde luego condiciona el tipo de organización turística. Habría que analizar si una asociación entre la iniciativa privada turística tradicional por un lado, y campesinos como mano de obra barata y guías locales por el otro, crea las condiciones suficientes para fortalecer el esquema de conservación o si, por el contrario, opera como fuerza disruptiva.


Lo anterior condiciona igualmente la dinámica y la velocidad del desarrollo de la empresa turística. En el caso del Plan Piloto Forestal éste ha sido muy gradual, tanto por la lejanía del mercado turístico como por la precariedad inicial de la propia oferta turística. Es por eso que incialmente se trató de aprovechar el interés de grupos locales en conocer la selva. Otro mercado lo constituye el viajero casual que pasa por la zona. Ello permite en un inicio prescindir de un costoso aparato logístico y comercial, hoy sobredimensionado para la oferta existente.


En los días que corren, se construyen cabañas de tipo individual, las que conjuntamente con la apertura de nuevas actividades, permitirán atender el mercado de turistas ya presentes en el corredor turístico Cancún-Tulúm, que enfrentan una escasez de actividades en su segunda semana de estadía.


Ahora bien, como ya se dijo, la actividad turística que se inició no fue concebida como empresa turística propia, sino como un aprovechamiento colateral, lo cual ha permitido distribuir mejor los costos. Sin embargo, al proliferar estas actividades dentro de un marco regional interrelacionado, y debido a que cada una de las actividades no sobrepasa significativamente su nivel actual, en conjunto sí pueden llegar a ser de importancia económica para la región. El aspecto crítico para ello es su integración regional, que permitirá crear y costear una estructura de comercialización, logística y de información manejable. Más importante aún es crear una estructura de utilización de recursos naturales, que evite que islas de ecoturismo estén rodeadas por una destrucción acelerada del recurso.


Para ello no hay que inventar el hilo negro. La historia turística de regiones tan importantes como la que conforma un sinnúmero de pueblos alpinos, de la campiña francesa o de otras regiones, lo prueban. El punto crítico para el desarrollo sustentable de esta actividad no es tanto la inversión en instalación turística, de ecotecnología y/o de tecnología tradicional, el factor clave es su integración en un esquema de servicios y prestaciones regionales, como parte de un sistema de uso de recursos naturales confiable. En última instancia, no habrá un desarrollo turístico sustentable basado en la naturaleza si no es complementado por un desarrollo regional, orientado hacia los recursos naturales.

* Codirector de Acuerdo México Alemania-Quintana Roo
Av. Progreso 5, planta baja, Coyoacán, México, D.F.
Tel: 658-06-65. fax: 658-62-58

Este blog corresponde a un ejercicio académico del pregrado de administración del medio ambiente de la materia comunicación ambiente y desarrollo.